Ek arte de envejecer

Ek arte de envejecer

26 dic 2012

Jubilados del 2012


¡QUÉ BELLO PUEDE SER TAMBIÉN EL OCASO!


JUBILATE DEO OMNIS TERRA

Parte de mi sencillo discurso, en el día de la jubilación de maestros, pero que dedico, por igual, a todos los jubilados del 2012 

En el verano del noventa y seis, invitada a dar una conferencia a personas de la tercera edad, me encontré con un buen grupo de maestros y maestras jubiladas.
Como es lógico, rápidamente, sintonicé con ellos. Y tras la conferencia y durante un generoso ágape de convivencia, conversamos de muchas cosas.
Hasta aquí todo normal. No obstante, aquellos nuestros comunes intereses - escuela, niños, padres, experiencias, etc - llegaron a un punto, yo diría que algo oscuro, de convergencia. Uno por uno y una por una se fueron definiendo como jubilados LOGSE.
Y digo que en aquella expresa coincidencia, que más bien parecía una ingenua complicidad, había algo sutil, con su miaja de regocijo oculto: ¡Todos y todas jubilados anticipadamente!, o lo que es igual, unos chavales en plena forma, privilegiados por arte y gracia de una ley. Una honorable ancianita, porque lo era, de pelo cano ensortijado, con evidentes temblores, cuando medio la dejaron, cuando medio pudo, alzó una débil voz para decir: "Yo, por incapacidad física".
Así que yo parto de que aquí todos y todas somos jubilados LOGSE (¡qué bien suena! ) Lo peor, o lo mejor, no sé, es que nos lo creemos hasta el punto de que nos podemos morir centenarios sin haber cumplido la edad de la jubilación. Nosotros y nosotras somos, de pleno derecho, y para los restos, jubilados LOGSE o jubilados por una ligera incapacidad física.

Queridos compañeros: A principio de curso, escribí un artículo que hoy, para todos, voy a parafrasear: Cítara en mano clama el Rey Salmista, tras la victoria: alabad con júbilo a Dios toda la tierra / Alzad los cánticos, las ovaciones y los salmos... Maravilloso final para una vida de lucha. Entonad el himno de la alegría, porque jubilarse con la conciencia de haber realizado un proyecto, es trasladar al corazón esa paz que ve una fiesta en todas las aldeas y que difícilmente está al principio del camino. Muchos años quedan atrás.
Una se conmueve al recordar: pueblos, gentes, escuelas... alumnos/as. Una se nota por dentro el agridulce de la despedida. Una llora lágrimas que sólo conoce el alma. ¿Se fueron las alegrías de la juventud? ¿Se perdieron las ilusiones de la madurez?
Nada se viene, nada se va por la gracia de unos años, de unas circunstancias... Cada día perdemos algo; cada día recibimos mucho. Cada instante ponemos fin a un pensamiento; cada instante nos brotan ilusiones nuevas. ¿Por qué tener horror a la edad? ¿No sería por ventura más delicado hacer de ella una segunda, tercera... belleza, grave, otoñal, algo melancólica, discreta que contrastara con la atolondrada hermosura de los veinte años? ¡Veinte años los tiene cualquiera! En cambio, es muy difícil tener cuarenta, sesenta...
No obstante es curioso cómo, con cierta compasión, los que te rodean `porfían en expresiones: "¡si tienes un montón de cosas que hacer! ¡si ahora es cuando vas a poder realizar todo lo que te gusta!, etc, etc".
Como no puede ser menos, una escucha y piensa: "¿Por qué habría de tener cosas que hacer para seguir viviendo? ¿Acaso no es más que suficiente el vivir unos años gozando de los jardines, del campo, del paseo, de la música, de los amigos, de los hijos, de los nietos..? ¿Acaso no es bonito percibir el olor de la espíria y del romero en el fragor de recuerdos que son curriculum por el que alabad a Dios? Tiempo de reflexión serena, tiempo de descanso, tiempo, tiempo...

Hace años dediqué un poema a un compañero jubilado, muerto, hoy. Os lo dedico y me lo dedico:

 No sé qué me pasa hoy que la alegría me cansa.
Mi vida, instantes de nada, izada en sueños, sonrisas, lágrimas, palabras...
Busqué espumas blancas, playas de sirenas encantadas,
horizontes de noches lejanas...
Busqué revuelo de gaviotas y secretos en los trigales...
busqué suspiros en las almas y aventuras y esperanzas.

¿Qué más podía pedir a mi nada?

 
Muchas lágrimas en el camino, ocultas, amargas...
Largas tiempos acechando ausencias,
horas muertas en los atrios de las casas...
Cae la tarde, y en aquellas luchas por llenar mi nada,
y en aquellos horizontes de noches lejanas,

¡Dios mío! ¡Cuánto amor!
¡Cuánta alegría me cansa ya el alma!

Recuerdo, hoy, especialmente a mi padre. Jubilado, enfermo... cada mañana se tiraba de la cama y exclamaba en su delirio: "llego tarde al trabajo". Y es que somos tan humanos que nos duele la ausencia de lo rutinario, pero creo, no obstante, que, merecerse el descanso, debe ser la mejor rutina a la que debamos a acostumbrarnos.
Sentarse a descansar, tras un largo día de siega, era el mejor premio para aquellos segadores de mi infancia que en los rigores de las cunetas se eternizaban en historias, tortillas y tragos de vino.
Pero sólo se recoge el fruto de la semilla sembrada, cultivada, mimada... Nosotros, maestros y maestras de la postguerra hemos sembrado y cultivado, sobre todo y ante todo, por amor. Pocos medios, peores aulas, difícil todo. Nos hicimos maestros y maestras por vocación y el magisterio es una especie de sacramento que imprime carácter, de forma que... hasta que la muerte nos separe, seremos maestros, maestras, porque allá dónde nos encontremos, siempre habrá añguna lección que dar, alguna que recibir.
Y a los más jóvenes aquí presentes, entyre ellos, ¡como no!, mis hijos y hasta nietos, sólo unas palabras: la vida es breve, y es por ello por lo que no hay demora para la siembra, de forma que, cuando llegue el atardecer, los frutos maduros sean tantos en vuestras manos que podáis exclamar. "El verdaderosignificado de la fuerza, la libertad, de la paz... no está en el poder, ni en la gloria, está, y nos llevará a morir tranquilos, en la conciencia de haber cumplido hasta la saciedad aquel deber que, desde el mismo día de nuestro nacimiento, nos fue encomendado por un Dios: "Creced y multiplicaos".
Yo creo que todos los presentes, con una simple mirada retrospectiva, comprobaremos que sí, que nuestra vida ha sido un creced en sabiduría y un multiplicarnos en amor.

¡Alabo, pues, con júbilo a Dios por vivir este día!





23 dic 2012

La dicha de la Navidad

La dicha de la Navidad

De una manera muy particular, cercana y entrañable os recuerdo estos días en los que sutilmente se esgrimen y acentúan recuerdos, sentimientos, soledades...

La dicha de la Navidad puede que se nos haya tornado cúmulo de escombros en los que apenas quede algo en pie que nos transmita el rescoldo preciso para sobrevivir en la ingenua ventura de estas fiestas.

No obstante, amigos, removed en el ardiente arsenal del pasado, mirad a vuestro alrededor, contemplad el presente y concluid cómo la vida sigue siendo bella: hay hijos y nietos a quienes amar; amigos con quienes conversar; libros que leer, música que escuchar, jardines que pasear, seres humanos a quienes ayudar...
Queridos mayores:

A nuestra obra le urgen pinceladas, sutiles trazos, huellas... destellos de luz en un mundo que empieza a ser noche las veinticuatro horas, mientras seres humanos piden socorro a nuestro alrededor.

Puede que creamos haber gastado por entero la efímera luz de nuestra antorcha en provecho propio, pero yo os digo que aún nos queda un destello.

Reservémoslo para los demás y seguro que nos aguarda “el hada de los caminos” para premiarnos con la luz eterna, en estas fiestas, siempre...!

Os deseo toda la felicidad del mundo.



3 dic 2012

Padre Nuestro del Mayor

Queridos mayores:

Con mi gran respeto a todas las creencias, me permito ofreceros el Padre Nuestro que escribí, desde el alma, para un colectivo de jubilados y para mí, en primer lugar.


Por oscura  que nos parezca la noche,
siempre, siempre hay luz suficiente para seguir caminando.


Padre mío que estás en los cielos:

En este día, atardecer ya de mi vida, quiero pedirte el pan que más necesito como alimento.
Tú que siempre me lo diste, sé generoso en esta hora y escucha mis ruegos:

No permitas, Señor que los años me hagan insensible a mi realidad presente.
Quiero seguir siendo canción, ilusión, beso
para cada ser humano, sin que me importe
el color de su piel, su nombre, su país...
Sólo, sí, sólo su mirada fija en mis manos de padre,
de madre, ayer, de abuelo, abuela, hoy.

Padre mío que estás en los cielos:

Quiero santificar cada hora que el reloj implacable del tiempo me vaya
 recordando mis achaques y deterioros.
Quiero aceptar en paz la soledad y el dolor.
Quiero ocultar lágrimas y repartir sonrisas.
Quiero tener las manos tendidas en la dirección del amor.

Padre mío que estás en los cielos:

Venga a mí tu reino, aquel dónde yo pueda
seguir siendo zahorí del jardín maravilloso del mundo...
No me importa que la parcela sea pequeñita.
¡Déjame, al menos, una pequeña flor que cultivar!

Venga a mí tu reino, aquel dónde la injusticia
no me sea indiferente, dónde la ilusión siga alumbrando e
ste camino que me va a cercando a grandes pasos a ti,
al tiempo que me va alejando de mí.

Venga a mí tu reino de paz, sí, la paz del deber cumplido,
con fallos, con errores, con olvidos...
¡Soy humano, Señor!,
la paz que, hoy, minuto a minuto, quiero crear, compartir...
Quiero vivir la  paz en la que deseo morir.

Padre mío que estás en los cielos:

Hágase tu voluntad, sin que me revele,
sin que me asuste, sin que te reniegue.,
sin que deje por ello de luchar.

Líbrame, Señor, de la arrogancia, de la hipocresía,
de la envidia...
Líbrame de caer en pesimismos y lamentos...

Dame. Señor, cada día, el pan que me torne
a mi realidad de hoy para que sin nostalgias,
sin temores, siga construyendo, caminando...

Y no permitas, Señor, que ciego a esta realidad,
me proclame joven y virtuoso; tampoco viejo y necio.

¡Dame, Señor, tu pan..!

Tú pan, Señor, es el bocado que necesito
para que mi AMEN definitivo sea
un cántico de gloria que te haga sonreír por los siglos de los siglos...






21 nov 2012

Soledad de los que duermen solos

 21/XI/2012

No hay soledad para el que sabe
llenarla de bellos momentos.


Dado que el dormir no es precisamente uno de mis hobbys, escucho la radio hasta altas horas de la madrugada.
De ahí que me conmueva descubrir cómo la soledad, sobre todo de los que duermen solos, se torna palabras, con las cuales, los que más o menos conocemos esa experiencia, podemos empatizar.


Es realmente tremenda la soledad del que se queda solo. Del que pierde a su pareja, del que, de buen grado, tiene que aceptar el que los hijos no son propiedad y, llegado el momento, vuelen; la soledad del que cierra puertas, comprueba seguridades, apaga luces y, a solas con la noche, duerme en una casa donde hasta las paredes hablan de otros tiempos, de otras circunstancias en las que todo fue algarabía, vida en definitiva.


Despertarse en la noche y pensar que todas las camas están clausu-radas, es terrible.


No obstante, una breve reflexión, dedicada a los noctámbulos, cuyo clamor comparto a sabiendas de que las luces de la mañana lo enmudecen, reintegrándolos al mundo de la luz y la convivencia con una sonrisa en los labios.


Unamuno dice al respecto:  La soledad es grata para el que tiene vida interior; para el que carece de ella, es una tortura insoportable.


Si bien me parece afortunada tal aseveración, yo la matizaría, en el sentido de que la soledad, a la que me estoy refiriendo, no suele ser grata por las muchas connotacio¬nes de miedo, recuerdos, etc., que conlleva.


Pero creo que, al menos, puede ser llevadera si, detenidamente, uno reflexiona:¿Acaso no es peor el tener un hijo drogadicto o perder a un ser querido? ¿Acaso no es peor desastres, guerras o estar ingresado en un hospital..? Por ejemplo.


Amigos solos en la noche: ¿Por qué no valorar lo mucho que tenemos y afligirnos menos por lo que ya se nos fue?


Una buena cama, una aceptable salud, hijos y nietos sanos, capacidad de abordar un nuevo día, capacidad de hacer el bien, de amar...


No somos justos, cuando lloramos nuestra soledad. Tenemos la riqueza de esa otra vida: la interior.


Si carecemos de ella, entonces, ¡sí que estamos solos!








11 nov 2012

Sencillas postales

Queridos  amigos/as: Unas fotografías y unas sencillas palabras nacidas  en el corazón y tendréis vuestras postales. Intentadlo. Es sencillo y bonito. Haced una colección y tendréis  el mejor regalo de Navidad para hijos, nietos, hermanos, amigos...












9 nov 2012

Un Blog para abuelos/as y demás

Queridos amigos/as: Creo que todos los lectores de este blog, posiblemente, tengamos la dicha de ser abuelos/as. Por ello he pensado que tal vez os guste este blog que dedico a mis nietos/as. En él les escribo cartas, les sugiero trabajos, etc.

Por supuesto, seguro, seguro que les interesará también a los que todavía no lo son pero que tienen contacto con niños/as.  Pinchad en el enlace y ya me diréis.

8 nov 2012

Relatos


Esta tarde de  gran tormenta en Córdoba, os dedico estos relatos, basados en realidad pura y dura

Alias Patillas

Alias Patillas, tan grande, tan abotagado, tan torpe de movimientos… Con una bolsa, sobra de alimentos de un bar, donde recogía papeles y ordenaba mesas, subía, cada atardecer, la rampa de la terraza, camino ya de su casa. Con la vista puesta en un burdo bastón, se detenía en un punto, me miraba, sonreía y agitando un brazo se despedía.

Y yo, soledad y pensamientos que me corrían por el alma y me inundaban de nostalgia, pensamientos que me eclipsaban en un más allá, rueda de sueños infinitos, miraba al Patillas y notaba cómo una página más pasaba por el almanaque de mis días.

Una ardiente súplica me brotaba en el alma: No te me vayas a morir, buen hombre, porque tú, con tus piernas viejas, con tus medios harapos, bien lucidos en tu cuerpo grande, con tus patillas, corola de unos labios que sin palabras sonríen, eres lo único de cada atardecer, eres el mejor testigo de mi permanencia en la vida, eres mi referencia de vida.

Sí, pobre hombre, tú me recordabas mi nada que sonreía al unísono de tu despedida. Y yo, en un instante de tremendo desconcierto, de trágicos contrastes, en un instante de no entender nada y, cuando la sombra de Alias Patillas se superponía en el árbol grande que nos separaba, un halo de paz, mezcla de reflexión y agradecimiento por aquel adiós, me inundaba.

¡Lo sé, lo sé! Tras la vieja y negra boca de Alias Patilla, Dios también me sonreía.
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Adiós, abuelo

Hoy, en este poyete de la plaza, frente a la escuela, quiero recordar al viejo Miguel. Aquí se pasaba el día esperando a que su nieto, aquel pequeño de babi blanco, saliera del colegio.

Yo, viandante de obligado pasaje, me detenía cada mañana junto a él. ¿Por qué no se va a su casa? Este no es sitio, abuelo.

Mi casa era el pueblo, mi casa era la “principal” pero, cuando ella se fue… ¡Maldita sea! Y unas palabras siniestras salían de sus labios secos: Niña, ¿yo qué hago ya aquí? Mi silencio, compañía y cariño, era la única respuesta; no encontraba otra.

Un día él no estaba. Me detuve a esperarlo, pero, el pequeño de babi blanco y cartera a rastras, desde lejos, exclamó: ¡El abuelo se ha muerto!

Un escalofrío me corrió de pies a cabeza.

¡Sólo un día faltó!

El día que dejó el poyete de la plaza y se fue al gran trono de Dios.

Unas lágrimas rodaron por mis mejillas entre el bullicio de gente por las calles y de niños en la escuela. Pero sus ojos ruinosos, su mirada opaca que no obstante sonreía, se quedaron en mí. ¡Espérame, abuelo Miguel! Tengo que conocer a la principal y tengo que sentarme contigo en la gran plaza del cielo y entonces, solo entonces, podré explicarte qué hemos hecho aquí.

No, no hay muerte, sólo separación.

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Mujer Puta

La encontré sentada sobre una vieja bufanda, almohadilla de largas horas sobre el duro asiento de un banco en una estación del tren que yo esperaba.

Unos cincuenta años. Uñas largas de un rojo insultante. Tacones altos y finos, camiseta receñida de brillantinas, ridícula minifalda que dejaba al descubierto carnes macilentas de unas piernas mal depiladas. Intenso olor, extraño perfume, mareante e impertinente. Ella, cuerpo veterano del oficio, se erguía lujuriosa en manidos ademanes.

Un hombre, palabras soeces, ojos teñidos de un rojo vicioso, cuerpo voluminoso y flácido, olor viejo, revoltijo de vino y tabaco, se le acercó. Husmeándola como animal hambriento ante su presa, exclamó con malos modos: ¡Vamos, puta!

Se alejaron. Antes de perderse en el recodo de una noche negra, muy negra, su mirada y la mía se cruzaron en un zig-zag de preguntas sin respuestas.





5 nov 2012

Algunos Pensamientos

Algunas cosillas que pienso, queridos mayores y que deseo compartir con vosotros y vosotras. Os deseo una feliz semana, repleta de pequeñas cosas que sumadas nos darán un gran total.


Os dedico esta fotografía, hecha desde mi terraza y
 que considero la mejor de la semana


Hay que ser mayor con elegancia, dignidad y yo diría que hasta con solemnidad. No vale el aislamiento y el recluirnos en esa "cabezadita" en el dulce traqueteo del tren que nos conduce en el último tramo del viaje. Hay que vivir, hasta el final, sin perdernos el sabor de los momentos.

…………………………………..

La vida no podemos medirla en años, ni en días, ni tan siquiera en cuartos de hora, la vida es una sucesión de momentos que en cadena y en el repente de un flash nos ilumina al fin de que vayamos troquelando el camino que conduce hacia nosotros mismos.

…………………………………..

Yo creo que un Creador nos espera para dar el aprobado a nuestra obra, pero si no fuera así, para nosotros, primero, y para los demás, después, habrá valido la pena, porque nuestro rastro puede servir de brújula a muchos navegantes perdidos en la fría y negra noche de los años. No tengamos, pues, miedo a la muerte.

…………………………………..

Es verdad que el vértigo de la técnica, de los cambios, nos puede dejar así como un poco descolocados, pero en absoluto fuera de juego, si nuestras capacidades lo permiten, pero las capacidades, si no se ejercitan, se atrofian y si, por desidia, abandono... ayudamos a invalidarlas, nos podemos considerar viejos de remate porque iremos perdiendo continente y contenido.

…………………………………..

Querido mayor: no se puede uno echar atrás con el achaque de los años. Hay que reintegrase cada día a la vida, no obstante habérsenos cumplido la garantía, con la "edad en la boca", dispuestos a ser jugadores activos de cuántos estadios se nos presenten.

31 oct 2012

Llega un año más el Día de los Difuntos




Ribera en Villa del Río

Han pasado veintidós otońos...

Doblan de nuevo las campanas. Empieza el mes de ánimas.

Llega un ańo más el Día de los Difuntos.

Y volveré a encender la chimenea,

y el romero y el tomillo crisparán de olores la llama,

y los perolistas retornarán con sus jugosas fogatas de siempre

y un aleteo de palomas surcará mi cielo de siempre..

 
żY tú, amor, regresarás...?

No, te fuiste para siempre, y me dejaste un árbol

y, en sus ramas altas, puedo leer tu nombre

Es la historia de nuestros sueńo que

el susurro de la lluvia me comunica

en un puñado de diáfanas nostalgias.

Y cuando el viento sopla se torna eco

que se eleva hasta el negro, negrísimo yermo,

y desciende y penetra... dulce, suave, beso, caricia...

en la nevada colmena que late y late

por las celdillas, mieles de mi corazón.

 
Y esculpido quedó en las hojas duras

de los chaparrales, por entre las montańas grandes,

por dónde nace el arco iris,

por dónde corren los sueńos,

por dónde nace y muere el sol

Doblan de nuevo las campanas.

Empieza el mes de ánimas.

Llega un año más el Día de los Difuntos


Y hojas que vuelan, y pájaros que emigran,

y un olor a tierra... que es la montańa,

que es el valle, que soy yo, que eres tú..


No temas, amor,

no doblan por ti las campanas.

Sólo son música de agua clara,

sólo son latidos cálidos que se escapan

de la lira que es mi alma.

 
Y en este mi solitario bosque de felicidad,

desde que tú te fuiste...

¡sí, sí, desde entonces!,

no queda más que SOLEDAD.



26 oct 2012

Hoy he dado gracias a Dios por...

(Queridos mayores: Repito aquí, para vosotros, la entrada de mi otro blog, "Pensamientos, poemas, cuentos... " Y lo hago porque creo que son otros los lectores  y porque también doy gracias a Dios por poder  comunicar con vosotros los miércoles de cada semana.)

 

Hoy he dado gracias a Dios por haber oído cómo me llamaba a las cinco y media el despertador. ¡Seguía viva.
Hoy he dado gracias a Dios por mi ducha de agua caliente, por mis ropas limpias, por abrir la puerta de mi piso, por salir a la calle y ver cómo llovía y por haber desayunado un buen café con tostada incorporada.



Hoy he dado gracias a Dios por tener un coche y poder irme a buscar paisajes de arroyos y nubes por el campo, y por tener una cámara de fotos que los eterniza.
Hoy he dado gracias a Dios porque mi nieta me ha dicho que está mejor, y porque he comprobado que mis hijos siguen bien, y por haber encontrado una bellísima rosa, salvada de los rigores del tiempo.


Hoy he dado gracias a Dios porque un amigo me ha llamado interesándose por mí y porque otro me ha dedicado una bonita poesía y porque un pobre hombre me ha dicho: Me he preocupado porque no he visto esta mañana su corche aparcado en la puerta.
Hoy he dado gracias a Dios porque me he podido dar el capricho de comprarme un coqueto chaquetón, y porque he podido llamar a dos personas solitarias y enfermas.


Hoy he dado gracias a Dios por sentir el dolor de la neuralgia, ya que me ha dado ocasión de acordarme de los que sufren, y he dado gracias a Dios por ver cómo de agradecidas están mis macetas a la lluvia.
Hoy he dado gracias a Dios por la chirimoya que me he merendado, y por la música de bruce sprinting y bandas sonoras de Victor Young que he escuchado y que me hace sentirme acariciada, y por el paseo de la tarde en el albero húmedo de un jardín.


Hoy he dado gracias a Dios porque los niños/as rumanos de un desahucio han asistido al clase.
Hoy he dado gracias a Dios por dejarme seguir escribiendo y por ser capaz de seguir reconociendo las grandes injusticias sociales.
Hoy he dado gracias a Dios por tener este Blog y poder expresarme en libertad.


Hoy he pedido a Dios que me deje un día más para seguir dándole gracias.




24 oct 2012

San Rafael



Para mis paisanos y amigos este sencillo montaje


YA estamos en el Otoño. Hojas que vuelan, pájaros que emigran, tormentas, chaparrones, recuerdos, nostalgia...


Llega un año más el día de San Rafael.

Y volveré a encender la chimenea, y el romero y el tomillo crisparán de olores la llama, y los perolistas retornarán con sus jugosas fogatas de siempre y un aleteo de palomas surcará mi cielo cordobés que, como música, regazo de agua clara, será lira que en cálidos latidos evoque tradiciones, costumbres, fervores…

YA estamos en el otoño. Humedad en el albero, árboles desnudos, jardines solitarios, nubes, tormentas…

Llega un año más el día de San Rafael.

Y los ecos del silencio reverberan nombres. Sí, de aquellos cordobeses que se nos fueron con la antorcha bien alta de días marcados en rojo en el almanaque de sus almas. Y su nombre quedó escrito en las hojas duras de los chaparrales, por entre las montañas grandes donde nace el arco iris, por donde corren los sueños, allí, en la casa de los silencios, donde y el cielo se abraza con la tierra.

Pájaros que emigran, tormentas, chaparrones, recuerdos, nostalgia...

Y en esta nuestra morada, árboles, césped, águilas, “chalrrillas”, poderosos, humildes, niños, ancianos…el consuelo de saber que sigue latente el campanín de una vieja iglesia y nos recuerda, un año más, que el Arcángel sigue velando nuestros pasos.

Humedad en el albero. árboles desnudos, jardines solitarios…



Vestíos de fiesta, cordobeses porque…

Llega un año más el día de San Rafael.



















17 oct 2012

El arte de ser mayor


 
(Este escrito forma parte de una serie de ellos en Cuadernos para Mayores, dedicados a la Asociación Nacional de Maestros Jubilados. Lo escribí el invierno pasado pero hoy lo dedico a los mayores de nuestro pueblo)

Los fríos de este enero no me impiden pasear a las siete de cada mañana por las calles solitarias de mi barrio.
Hoy, como cada sábado y domingo, con mi transistor a ristre, escucho el Radio Nacional  de España. Y tras el paseo, mi encuentro con el grupo de amigos madrugadores que gustan, como yo, de un buen café que nos reconforta y suelta la lengua.
Como decorado de fondo, la sierra, diagnóstico infalible del tiempo. Una grata y llana complicidad se instaura en nosotros. Con las farolas de la Avenida encendidas todavía y sin perder de vista las opacas nieblas que difuminan el paisaje, las palabras de estos amigos son como un runrún de lluvia fresca que calara mi alma: Lo que tiene de malo ser viejo, es la puñetera manía de los hijos de traernos y llevarnos dónde ellos quieran. ¿Que vas a casa de tu hija? El mejor sitio para el yerno. ¿Que vas a casa de tu hijo? La nuera: No se duerma en el sillón, abuelo, no se levante tan temprano, no se acueste tan tarde..  
Sucede que, oyendo a mis amigos, una piensa que lo mejor es optar por la soledad: nuestra casa, nuestro sillón, nuestro primer sitio, nuestro hacer lo que nos venga en gana, etc.
Estos pensamientos rondaban por mi cabeza, mientras mis amigos contertulios se dispersaban, y yo, como en éxtasis, permanecía junto a la ventana, junto a la niebla, junto a mis amigos de la radio, presentes allí, en el rescoldo de la hora y de una pequeña estufa de butano.
Y quiero deciros, amigos de la radio, que llegamos al mundo con un hermoso proyecto: hacer de nuestra existencia una bella obra de arte.
Más o menos conscientes de ello, todos hemos trabajado en este sentido. Y es por eso que no podemos retirarnos, sin consumar nuestra obra.
Sí, ser mayor conlleva aceptar limitaciones, exclusiones, humillaciones y soledad, mucha soledad, pero a veces, somos nosotros mismos quienes provocamos tales situaciones al exigir más de lo que nos corresponde, al aferrarnos al bastón de mando de nuestra total autonomía, cuando ya no tenemos facultades para ello, ni a quiénes propinar bastonazos.

Hay que ser mayor con elegancia, dignidad y yo diría que hasta con solemnidad. No vale el aislamiento y el recluirnos en esa "cabezadita" en el dulce traqueteo del tren que nos conduce en el último tramo del viaje.

Pero, ¿cuándo somos mayores? ¿Cuándo se supone que tenemos que practicar dicha dignidad? Mi nieto de cinco años me decía el otro día:  Yo ya me visto solito porque, como ya soy mayor...
Y no va muy descaminado el chiquillo: para él los años, por ahora, son referencia incuestionable. Lo peor será, cuando pasado el tiempo, los acontecimientos, el almanaque, la mala uva de la gente y una mijita de regomello, le haga querer olvidarse de la fecha gloriosa de su nacimiento.

Acabamos de celebrar el Día de los Mayores. Tenemos un año por delante, ¡todo enterito para los mayores!, .
Y desde mi experiencia, me permito contestar a la pregunta que nos hacemos casi siempre pensando en los demás: ¿cuándo somos mayores? ¿A los cinco años? ¿A los veinte? -esa era, de niña, mi edad referencial- ¿A los sesenta? ¿A los ochenta? No, amigo mayor: uno es viejo más que mayor, cuando empieza a decir cosas como... En estos tiempos tan modernos... Ya no tiene uno edad para.. A la juventud de hoy no hay quien la entienda. ¡Si no pasan días por ti!
Y un largo etcétera que van proclamando a los cuatro vientos aquello que nos duele en el alma: los años vividos y contabilizados, sobre todo por los demás, con una exactitud castrense.
Es verdad que el vértigo de la técnica, de los cambios, nos puede dejar así como un poco descolocados, pero en absoluto fuera de juego, si nuestras capacidades lo permiten, claro.
Si bien es cierto que aquí, como anillo al dedo nos viene aquello de la pescadilla que se muerde la cola: las capacidades, si no se ejercitan, se atrofian y si, por desidia, abandono... ayudamos a invalidarlas, nos podemos considerar viejos de remate porque iremos perdiendo continente y contenido.

Yo creo que el arte de ser mayor se puede resumir diciendo que hay que vivir, a cualquier edad, y siempre que la salud lo permita, sin perder interés por la vida, el progreso, la sociedad… Sin perder la dignidad y dando valor a lo que verdaderamente lo tiene y dejando de lado pequeñas cosas, absurdos pensamientos que puedan torturarnos , porque …
El aspirar a permanecer sentados en el banquillo mirando cómo juegan los demás, para mí, es ser viejo; demasiado viejo.











14 oct 2012

Vejez: palabra temida




 
Creo que es la palabra fantasma por antonomasia. Y es por ello que la sitúo en primer lugar, si bien la aparición de nuestras goteras están aún lejos de que seamos auténticos viejos, pero hacia ella dirigimos nuestros miedos en general y, a partir de cierta edad, la percibimos tan cercana y horrible que le volvemos la espalda, asiéndonos fuertemente a la palabra juventud.
Me comentaba un amigo: Ya soy mayor porque decía mi madre que lo sería cuando empezara a comer de todo, y ya me como hasta las piedras, cuando el médico me tiene prohibido casi hasta el aire .De forma espontánea le contesté: Yo creo que uno empieza a ser mayor –viejo– cuando empieza a pensar que es joven.
No obstante, y antes de seguir, creo que la palabra viejo/a deberíamos borrarla de nuestro vocabulario cuando nos referimos a personas. Lo viejo tiene connotaciones negativas. Lo viejo es algo que ya no sirve, que está de más, algo que hay que arrinconar o tirar. Las personas nunca son deshecho. Siempre, por muchos años que tengan, por muchos achaques e incluso enfermedades, son aprovechables, tanto por sus palabras como por sus silencios. 
Las dichosas goteras, no tendrían el matiz de pánico que nos provocan si no fuera porque en ellas vemos cómo nuestros pasos se agigantan hacia una meta que un amigo definía como “fea, muy fea”: la vejez.
Y es evidente que un granito en la cara, por ejemplo, no lo vive de idéntica forma un joven que un mayor. Para el joven, es algo feo, pero remediable, pasajero. Le preocupa sólo y exclusivamente la estética. Para el mayor, la aparición en su rostro de una mancha, de un una verruguita es, además de algo feo, un síntoma irreversible de los años.
Y si bien es verdad que los años van marcando sus huellas, no lo es menos que muchas de ellas se pueden retrasar, suavizar y en cualquier caso, aceptar y aprender a convivir con lo irremediable, buscando el lado positivo que, sin duda tiene. Basta, a veces, una simple reflexión que pase por cuestionarse algo tan elemental como esto. ¿Cuántos familiares, amigos, conocidos se quedaron en el camino sin llegar a cumplir nuestros años?
Luego vivir en plena conciencia y paz con el dolorcillo de rodilla, con el oído un poco duro, con las canas -que hay que ver cómo crecen-, con las arrugas que se desatan imparables, con los normales síntomas de los años que vamos viviendo y hasta, como me decía una señora, vivir acostumbrándose a vivir con dolores y llegar hasta a olvidarse de cómo era la vida cuando no se tenían.
Todos nos vamos haciendo mayores día tras día y creo que es necesario tener en cuenta la gran riqueza de las personas mayores y todo lo que aportan diariamente. Ante estas dos circunstancias, planteo la necesidad de poder hablar de programas y de intentar romper con los estereotipos, aquellos que nos muestran los medios de comunicación. Para ello debemos tener claro que:
Vejez no es igual a enfermedad.
No es igual a improductividad, los ancianos siguen aportando mucho desde la experiencia.
Las personas mayores no siempre necesitan protección, porque pareciera que ser mayor es igual a necesitar atención.
No todas las personas mayores son siempre pasivas.
"Vejez" no es igual a jubilación; son precisamente las personas mayores quienes han ayudado a construir el estado del bienestar. Pero además está claro que nos podemos jubilar de trabajar pero no de vivir, o de aprender, o de seguirnos educándonos.
Vivamos felices, pues, dentro de lo que cabe, con lo rutinario, que se centra en nuestro medio, en nuestras cosas de cada día, pero, esí sí, valorando el qu epodamos seguir viendo la lluvia, los pájaros, las estrellas... Y compartiendo momentos con los hijos, con los nietos...
Es muy triste el que, a veces, tenemos mucho y no lo sabemos.

7 oct 2012

Anécdota para empezar




Por muy oscura que te parezca la noche,
busca en el índice de tus años y allí encontrarás siempre
el faro que te ayude a navegar y llegar a buen puerto.

Cuando sólo tenía doce años, por mi cuenta, en silencio y soledad, allá en mi pueblo, me impuse la obligación de cuidar a una anciana que enferma yacía medio inválida en un camastro. Su casa una buhardilla sucia y abandonada.

Cada tarde, al salir del colegio, corría con mi merienda en el bolsillo. La anciana, arrugada como una pasa, con lagos y pobres cabellos blancos, desdentada, maloliente... me inspiraba tales contradictorios sentimientos que, en mi enorme impotencia, ni entendía ni sabía encauzar.

No obstante, le hacía la cama, la peinaba, le daba algo de comer -siempre de lo que yo llevaba- y la acompañaba.

Me pregunto siempre cómo pude hacerlo. Era tan sólo una niña.

Y la respuesta creo que no es otra que ésta: A pesar de mis pocos años y de mi gran inexperiencia intuía una urgencia: atender a los marginados y, en aquel caso, entonces, y en muchos, ahora, los mayores son objeto de marginación, olvido y lo que yo considero peor: son los grandes ignorados. Son muchas las veces que lloran y guardan silencio por amor a los hijos, por no molestar, por infinitas razones que solo ellos conocen.

Y si es verdad que tal vez el problema de la pobreza no lo sea actualmente tanto, sí lo sigue siendo, y en buena parte, la poca atención que se les presta.

Un mayor debería ser un lujo para la familia, porque nada más tierno, más entrañable, más acogedor que los padres, los abuelos...

Pero esta obra que tengo entre las manos y que con todo cariño he escrito, va más más en la línea de animar a los mayores para que, en lo posible, ante todo y sobre todo, se valoren, se autoestimen, se acepten y sean felices, en el grado que les sea posible, asumiendo, sin dramatizar, su situación, bien de soledad, enfermedad, bien de convivencia con hijos y familiares.

Nadie se puede eximir, por razones de edad, de ser útil, responsable... `porque mientras un ápice de aire entre en nuestros pulmones, tenemos obligación de construir algo: una sonrisa, un gesto, una palabra...

Porque tan bello puede ser el ocaso como la primavera,
si vivimos en paz con nosotros mismos y con los demás.

6 oct 2012

Palabras fantasmas para los mayores


Desdramaticemos, arrojemos lejos de nosotros el miedo a ciertas palabras que las consideramos los grandes fantasmas de nuestros días, palabras que rehusamos, que apartamos de nuestro vocabulario, y lo que es peor, queremos borrar del escenario de nuestras vidas porque son como el arcaduz implacable de la memoria que, sin tregua, nos recuerda cómo la juventud se aleja de nuestro horizonte, pero no todo está perdido; nos queda camino por recorrer.

Y en esta maratón de pequeños pero crecientes miedos podemos caer en el absurdo de excusarnos, autoengañarnos hasta de esa celebración que puede y debe ser nuestro cumpleaños, porque jamás deberíamos pasar de puntillas por fecha tan señalada como ésta en la que llegamos al mundo.

Negar la evidencia es el peor de los remedios. Sería como ponernos una venda en los ojos para atravesar un río. Muy al contrario, tomar todo tipo de precauciones sería lo correcto para evitar incidentes, imprevisibles, provocados por nuestra voluntaria ceguera.


El paso del tiempo es imparable. Pocos deseamos cumplir años, pero no queda más remedio que tomar las cosas como son y aceptarlas tal como devienen. Los años de madurez llegan, o nos han llegado ya, y hay que prepararse o mentalizarse para afrontarlos y vivirlos con placidez, con alegría y con la satisfacción propia de saber vivir, de poseer estrategias de resolución de problemas y con la seguridad de bien aprovechar lo bueno que la sociedad depara, que también es mucho si se sabe discernir.

La vida es hermosa si sabe vivir pero también puede convertirse en un infierno. Hagamos de cada día un tiempo de alegría, sencillamente porque vivimos y vivir es todo. No esperemos a valorarlo en el último momento. Será demasiado tarde

La vida es un corto paseo al atardecer de un bello día. .Cada paso que damos es una pérdida de juventud natural o física, también puede y debe ser un renovar e incluso acrecentar nuestra juventud de espíritu..


Luego, concluyamos en que hay que cuidarse, arreglarse y hasta mimarse, porque la madurez puede ser una época maravillosa, ya que los años proporcionan serenidad, formación, y hasta belleza propia de cada cual y de cada edad.