Ek arte de envejecer

Ek arte de envejecer

6 oct 2012

Palabras fantasmas para los mayores


Desdramaticemos, arrojemos lejos de nosotros el miedo a ciertas palabras que las consideramos los grandes fantasmas de nuestros días, palabras que rehusamos, que apartamos de nuestro vocabulario, y lo que es peor, queremos borrar del escenario de nuestras vidas porque son como el arcaduz implacable de la memoria que, sin tregua, nos recuerda cómo la juventud se aleja de nuestro horizonte, pero no todo está perdido; nos queda camino por recorrer.

Y en esta maratón de pequeños pero crecientes miedos podemos caer en el absurdo de excusarnos, autoengañarnos hasta de esa celebración que puede y debe ser nuestro cumpleaños, porque jamás deberíamos pasar de puntillas por fecha tan señalada como ésta en la que llegamos al mundo.

Negar la evidencia es el peor de los remedios. Sería como ponernos una venda en los ojos para atravesar un río. Muy al contrario, tomar todo tipo de precauciones sería lo correcto para evitar incidentes, imprevisibles, provocados por nuestra voluntaria ceguera.


El paso del tiempo es imparable. Pocos deseamos cumplir años, pero no queda más remedio que tomar las cosas como son y aceptarlas tal como devienen. Los años de madurez llegan, o nos han llegado ya, y hay que prepararse o mentalizarse para afrontarlos y vivirlos con placidez, con alegría y con la satisfacción propia de saber vivir, de poseer estrategias de resolución de problemas y con la seguridad de bien aprovechar lo bueno que la sociedad depara, que también es mucho si se sabe discernir.

La vida es hermosa si sabe vivir pero también puede convertirse en un infierno. Hagamos de cada día un tiempo de alegría, sencillamente porque vivimos y vivir es todo. No esperemos a valorarlo en el último momento. Será demasiado tarde

La vida es un corto paseo al atardecer de un bello día. .Cada paso que damos es una pérdida de juventud natural o física, también puede y debe ser un renovar e incluso acrecentar nuestra juventud de espíritu..


Luego, concluyamos en que hay que cuidarse, arreglarse y hasta mimarse, porque la madurez puede ser una época maravillosa, ya que los años proporcionan serenidad, formación, y hasta belleza propia de cada cual y de cada edad.









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