Ek arte de envejecer

Ek arte de envejecer

5 oct 2012

PADRE NUESTRO DEL MAYOR




Padre mío que estás en los cielos:

En este día, atardecer ya de mi vida, quiero pedirte el pan que más necesito como alimento.

Tú que siempre me lo diste, sé generoso en esta hora y escucha mis ruegos:

No permitas, Señor que los años me hagan insensible a mi realidad presente.

Quiero seguir siendo canción, ilusión, beso para cada ser humano, sin que me importe el color de su piel, su nombre, su país... Sólo, sí, sólo su mirada fija en mis manos de padre, de madre, ayer, de abuelo, abuela, hoy.

Padre mío que estás en los cielos:

Quiero santificar cada hora que el reloj implacable del tiempo me vaya recordando mis achaques y deterioros.

Quiero aceptar en paz la soledad y el dolor. Quiero ocultar lágrimas y repartir sonrisas.

Quiero tener las manos tendidas en la dirección del amor.

 
Padre mío que estás en los cielos:

Venga a mí tu reino, aquel donde yo pueda seguir siendo zahorí del jardín maravilloso del mundo...

No me importa que la parcela sea pequeñita. ¡Déjame, al menos, una flor!

Venga a mí tu reino, aquel dónde la injusticia no me sea indiferente, dónde la ilusión siga alumbrando este camino que me va a cercando a grandes pasos a ti, al tiempo que me va alejando de mí.

Venga a mí tu reino de paz, sí, la paz del deber cumplido, con fallos, con errores, con olvidos...¡Soy humano, Señor!, la paz que, hoy, minuto a minuto, quiero crear, compartir... Quiero vivir. La paz en la que deseo morir.

Padre mío que estás en los cielos:

Hágase tu voluntad, sin que me revele, sin que me asuste, sin que te reniegue., sin que deje por ello de luchar.

Líbrame, Señor, de la arrogancia, de la hipocresía, de la envidia...Líbrame de caer en pesimismos y lamentos...

Dame. Señor, cada día, el pan que me torne a mi realidad de hoy para que sin nostalgias, sin temores, siga construyendo, caminando...

Y no permitas, Señor, que ciego a mi realidad, me proclame joven y virtuoso; tampoco viejo y necio.

¡Dame, Señor, tu pan..!

Tú pan, Señor, es el bocado que necesito para que mi AMEN definitivo sea un cántico de gloria que te haga sonreír por los siglos de los siglos...

















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