Siempre, amigo, seguiré esperando tus versos y tus cartas porque ene ellas está la verdad, la humildad, el inmenso amor a la poesía y tantas y tantas cosas
A ti, Vega Álvarez, poeta sin igual que tantas cartas y
versos me dedicaste. Hoy quiero comentar
a esta preciosa poesía, titulada
La tierra.
Decías: En mí encontrarás el árbol / que
cobija tu siesta / y el trinar
de las aves / en madrugadas bellas.
Te
digo: Algo que en estos últimos días me ha impresionado profundamente, y que
apenas logro olvidar unos instantes, ha sido la declaración de nuestro
compatriota astronauta al regresar del espacio. Venía a decir algo así como que
lo que más le había impactado al contemplar, desde el espacio, nuestra tierra,
había sido esa sensación de casa común de los terrícolas, difícil de entender
tan fragmentada, y tan injustamente distribuida. Y no es que esas
manifestaciones sean algo que uno oye, piensa, sabe por primera vez. Se trata
de algo más profundo que, sin saber el porqué, repentinamente aparece como
golpeando fuertemente la conciencia y haciendo que, de una vez por todas, tomes
partido, apostando por los hombres hermanos de casa.
Decías: En mí encontrará siempre / piso para
tus sendas / premio para tu esfuerzo / y el pan que te sustenta.
Te
digo: No, aquí, el pan sólo es sustento para unos y hambre para otros. No,
aquí los caminos están divididos en
tantos compartimientos que, en la casa grande que debería ser techo para todos,
hemos levantado barreras, hemos construido casilleros, alacenas estanterías y
hasta rinconeras. No, aquí sólo se premia el esfuerzo, cuando con él se aúpa y
arropa el brillo de los poderosos.
Amigo
Vega que llegaste a mi vida como volcán
de sensibilidad, ternura, humanidad, poesía y, ¡tantas y tantas cosas!,
yo quiero ser tierra donde puedan convivirlos árboles y el césped, las águilas y las "charrillas”, la noche
y el día, porque en esta casa de todos, tan habitada y al mismo tiempo tan
sola, hace falta saber que alguien vela nuestro sueños, que alguien hay al otro
lado. No estás solo, amigo, con tu utopía y tus versos. Tú lo dices en esa bonita poesía, de las
muchas que me dedicas:. No, Isabel. Ni
la fuente está cegada / ni han perdido
su norte las estrellas / Mientras los sueños sueñen cosas bellas / quedará un
"más allá" en nuestra jornada.
Los
sueños bellos son hijos de la paz, del amor, de la justicia que debe imperar en
nuestros días.. Lucharé porque vaya quedando un "más allá" en cada
jornada de las que me resten por vivir, porque... todos vamos embarcados en una misma chalupa, y lo que importa es remar
¡y hacer muchas singladuras!
Y terminas diciendo:
Y cuando, al fin,
arribes / a la postrera meta / en mí encontrarás tu último lecho. ¡Yo soy la
TIERRA!