Ek arte de envejecer

Ek arte de envejecer

3 may 2013

Horas bajas



Esta iluminada fotografía para ti, amigo que puede
 que estés en "horas bajas".
Pasarán, seguro. Vale la pena seguir viviendo
aunque sea solo para fotografiar rosas.

 
Tormenta de primavera. Parece como si la calma y la soledad hubiesen recobrado todos sus derechos, tras una agitada semana de trabajos. Noto en esta medio mágica tarde como si las aguas de mi alma estuvieran en un nivel de alerta: no tengo ganas de salir; no tengo ganas de comer; no tengo ganas de leer...  Sólo deseo seguir y seguir, aquí, sentada junto a la cristalera de mi terraza, viendo cómo pasan las nubes en una filigrana de tonos grises, negros, blancos...

¿Estaré deprimida? Ganas de llorar tengo, y mis pensamientos discurren por el mar revuelto de los recuerdos, y mi presente lo pienso como un sin sentido al que me acoplo en un autoengaño que, en cantinela, me repite: ¡Si todavía te queda mucho por hacer!

Mi vida ha sido un largo camino de luchas, reivindicaciones, trabajos... Hoy, creo, que  lo tengo todo terminado y creo que cada instante más de vida que tengo  es un privilegio por el que debo dar gracias a Dios.

Y la tarde sigue cada vez más oscura, y ni la luz de mi lámpara deseo que perturbe estos momentos de reflexión en los que, a solas conmigo, me cuento la verdad de las cosas: Un día ya no estaré para seguir viendo cómo corren las nubes, para seguir sintiendo cómo la vida es un ligero paso en el que, a veces perdemos y a veces ganamos, para seguir comprobando que lo único que vale la pena es el amor que damos y recibimos...

Llaman a la puerta. Abro. ¡Vaya sorpresa! Mi hijo, mi nuera, mi preciosa nieta.

La cojo, me mira, me sonríe. Me contengo unas lágrimas. Es mi niña preciosa que ha llegado a visitarme y, al mirarla, las ganas de vivir me renacen porque no había reparado, en estas horas bajas, cómo agazapadas en mí, con una realidad casi palpable: Sí, tenía ganas de vivir y de vivir mucho y de hacer más. 

El telón de mi "psicodrama" se ha izado por la súbita irrupción de mi familia que ha puesto fin al caos de solitarios pensamientos que era hace unos instantes.

Y lo cuento tal y cómo lo he vivido, por si puede servir a alguien que en horas bajas se crea ya en el fin.

Tras esa cortina de humo que nos impide ver , siempre hay un motivo, un horizonte de luz que puede hacer que olvidemos el pasado y las sombras del presente porque enciende en el corazón la esperanza dulce y arrolladora del mañana que todavía es posible.

Sí, me arreglaré, me iré a la calle. Dejaré, por un rato, este sillón, este cielo de tormenta y estos negros pensamientos.

Es viernes. Llueve. Tengo familia, amigos, trabajo, salud...  ¿Qué más se puede pedir?

No ha lugar a la autocontemplación. ¡Fuera, fuera depresiones y horas bajas! Tengo tanto...
¡Ánimo, pues, amigos! No os dejéis abatir por las circunstancias. Mañana será un nuevo día y volveréis a ver las estrellas.

La luz existe, y no para deslumbrarnos, sino para marcarnos el camino y que no caigamos en la noche sin retorno..


Cuando al despertar las fuerzas te flaqueen

cuando el día te parezca gris

cuando la claridad del sol oscurezca tu mirada

cuando esa mano amiga, haya dejado de estar

cuando te creas encontrar sin salida

cuando nada tenga sentido para tí

cuando los valores carezcan de la escala tuya

                                                                                                   SONRIE

     

1 comentario:

  1. Me alegro que todo quedara en un momento de animo bajo. Creo que no eres la única que tiene momentos así. Gracias por compartirlo puede ser de mucha ayuda...un abrazo

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