CARTAS AL DIRECTOS/ DIARIO CÓRDOBA
Isabel Agüera
12/03/2014
¡Pues eso
que también ha llegado las crisis a los buzones de correos y que echar una
carta es una auténtica aventura! ¡Ea, sin más ni menos, a talar buzones! Y yo
me pregunto, ¿y qué han hecho estos inocentes ingenios? ¡Con lo bien que
resultaban en plazas y esquinas con su amarillo chillón y su boca abierta en
espera de nuestras íntimas misivas! ¡Pero, si no pedían pan n, ni pensión, nii tan siquiera una
manita de pintura! ¿a qué viene esa radical siega? ¿A quién beneficia? ¿A los
carteros? Pero si allí, justito al lado han dejado los lúgubres e impenetrables
verdosos de su exclusiva propiedad? ¿Que hoy día no se escriben cartas? Pues no
sé cómo hacer con tanto papeleo como exigen con firma de puño y letra? ¿Y cómo
se comunica la tata con el tate? ¡Que no todo el mundo tiene Internet! Y no
digamos el lance de comprar sellos: autobuses van y vienen en busca de un
estanco que, cuando al fin lo encuentras, amablemente te indican dónde está el
próximo que, como mínimo, media un kilómetro, porque ya no trabajan ni sobres
ni franqueos.
Me indigna, me cabrea los paseos que llevo dados portando una
carta a fin de cumplimentada dejarla en "buenas manos" o sea, en el
buzón. Y añoro --me dan motivos-- el pasado cuando, por ejemplo, en mi pueblo,
la gran cabezota de un dragón era objeto no solo de recogida de cartas sino que
a los niños nos atraía y parecía mágica aquella bocaza traga cartas.
Nada, ¡al
garete el invento! A los restos del círculo amarillo que ha dejado mi habitual
buzón, le he hecho una fotografía y al pie de ella un descanse en paz. Amén.
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