Ek arte de envejecer

Ek arte de envejecer

27 oct 2013

EDUCO A MIS NIETOS Y NIETAS


 

Nueva entrada al blog de mis nietos.

Mis queridos nietos y nietas: Educo a mis nietos y nietas
http://isabelaguerablogspot.com.es

26 oct 2013

Mini-cuento: El árbol y la sombrilla




Queridos amigos y amigas: 
Este  sencillo y breve cuento que puede servirnos de reflexión: 
Ser grandes o chicos no depende de la estatura
 sino de lo  útiles que podamos 
ser para todos.

Un árbol gigantesco le dijo a una sombrilla que, colocada bajo él, proyectaba una 
pequeña sombra en el césped:
 ¡Hay que ver lo inútil, lo ridícula, la poca cosa que eres bajo mis frondosas ramas de 
frescas sombras.
La sombrilla no respondió, pero, cuando llegó el mediodía, un sol rabioso caía sobre el
 césped sin sombra alguna del árbol.
Unos caminantes, al descubrir la sombrilla, se colocaron bajo ella, manipulándola hasta
 lograr la sombra deseada.
Y se quedaron allí a descansar.
El árbol y la sombrilla se miraron. El árbol guardó silencio. La sombrilla sólo dijo:
 Soy pequeña, ridícula, absurda.., pero soy flexible; mi sombra sirve a todos. 

21 oct 2013

Pensamientos, poemas,cuentos...


Queridos amigos/as: he pensado que tal vez os  guste conocer el Blog que llevo con 

anterioridad a este y que es muy visitado. Puede que os guste. Por eso os pongo el enlace y 

gracias por seguirme.

 

19 oct 2013

MUJER MALTRATADA


Más que cuento 
       

¡Pobre gaviota sin más referencias
 que las manos del veraneante que la hirió!

Corrían malos años aquellos primeros de mi magisterio  Mi residencia, una habitación en casa de vecinos. Permanecí en ella un curso, pero jamás podré olvidar a María. Ella, pequeñita, silenciosa, trabajadora, pareja del dueño de aquella fría, incómoda y destartalada vivienda, con cuatro hijos pequeños, de sol a sol, prestaba servicio a todos: limpieza, cocina, ropas…  Y en sus labios siempre una palabra amable, una sonrisa, un gesto humilde. 
No obstante en su rostro azulado podía adivinarse el sabor de muchas lágrimas calladas, de muchos miedos soportados, de una inmensa marea de interrogantes que le reventaban el alma sin respuestas.
Una noche y otra, yo la escuchaba, a través de las paredes, suplicando, llorando… ¡No me pegues, no me pegues! Y escuchaba golpes acompañados de  voces brutales de aquel hombre que, celoso y medio borracho, la agredía, la humillaba, la maltrataba.
Recuerdo que, me tapaba la cabeza con aquellas sábanas de lienzo moreno, como si me protegieran de  tamaña barbarie, pero mis noches se tornaban horas de  insomnio en las que mi corazón estallaba en fuertes latidos  de  rabia, impotencia… dolor.
Yo casi una niña sin recursos, denuncié, pero todo fueron oídos sordos. ¡Maldita sea! Corrían otros tiempos.

18 oct 2013

Más filosofía para mis nietos/as

De nuevo, queridos amigos, trato de ayudar a mis nietos lo mejor que sé y puedo.

De alguna manera es  "arte de hacernos mayores" aprendiendo y enseñando.



 Sigo con la filosofía y mis nietos/as

13 oct 2013

Estudio y explico filosofía a mis nietos/as




Queridos amigos/as:

Este curso, algunos de mis nietos y nietas han empezado a estudiar Filosofía y, como me pasaba a mí, cuando por primera vez cayó en mis manos un libro de texto de Filosofía. ¡Pues que no entienden ni palabra!
¿Solución? Preguntar a la abuela.
Y esta abuela trata, de forma lo más sencilla posible, de ayudarles en todo. Así que ahí estamos y es por eso que tal vez os guste conocer el siguiente enlace dedicado a ellos, a sus problemas, fiestas, etc.
...
Ver más

7 oct 2013

MIEDO A RECLAMAR


 OPINIÓN/DIARIO CÓRDOBA

ISABEL Agüera 08/10/2013

Suele decirse aquello de que la fuerza se nos va por la boca y como otros muchos dichos los repetimos sin caer en la cuenta de su verdadero significado. 
Una frase de Voltaire me hizo pensar, años ya, en el por qué somos tan dados a ser protestones, refunfuñones, gruñones de pasillo, de escalera y, no obstante, nos volvemos sepulcros a la hora de hablar, reclamar, protestar- dónde, cuándo y cómo debemos hacerlo. 
¡Los prejuicios, el miedo --dice el filósofo--, es la razón de los tontos! Y la razón de los listos --digo yo--, la razón y la fuerza es hacer oídos sordos a la minoría que osa alzar la voz y de paso descalificarla, anatematizarla y si fuera posible llevarla al cadalso. 
¡Bueno, bueno! Así nos van las cosas a todos los niveles. Sí no doblamos la espalda nadie nos montará encima. Sinceramente siento no solo pena sino repulsa, indignación, rabia cuando gente a la que he escuchado en la "antesala" quejarse hasta del color del pelo del "doctor", cuando lo tienen delante, cuando hay que dar un paso al frente, cuando una justa protesta se puede verbalizar, agachan la cabeza, cierran la boca y se conforman con cualquier diagnóstico por injusto y distante de lo correcto que sea. 
Por ahí se dice que tenemos libertad de expresión, pero nada más lejos de esa aireada libertad que nos enmudece ante el miedo a que nos señalen con el dedo --cosa que ocurre-, miedo a que tomen represalias --cosa que ocurre--. Miedo, tengo miedo, mucho miedo... Me decía una mujer no hace mucho: ¡Chica, es que tengo miedo tal y como están las cosas, cualquiera habla! ¿Miedo a qué? --le contesté--. Nacimos solos, moriremos solos, sufriremos, enfermaremos solos. ¿Miedo a que nos puedan llamar protestones? ¡Si lo somos! Pero, claro, la fuerza se nos va por la boca en los cruces, en las esquinas, ascensores, etcétera. Sinceramente, solo le tengo miedo a mi conciencia. Fin de la cita.

5 oct 2013

Emocionante vivencia


Para todos  pero en especial para los docentes cuyo día se celebró ayer, este emocionante recuerdo.


Una pequeña, que por tercera vez repetía nivel, me fue presentada, al hacerme cargo de un grupo de alumnas entre las que estaba ella.
-Aquí tienes a la señorita Inés que no tiene un pelo de tonta, pero que no lee ni escribe porque no le da la real gana y es la tercera vez que repite primero.
A solas con ella, le pregunté:
-¿Es verdad lo que ha dicho la profesora?
- Sí, pero es que ella, mi madre y mi padre me pegan pellizcos para que lea y escriba...
Conmovida, al observar sus brazos acardenalados, me saqué del bolso una bolita de anís y se la di.
La pequeña, paladeando la bolita, se quedó mirando una cartilla que había sobre mi mesa y comenzó a silabear, señalando con el dedo:
-ma-ma-mi-me-ma...
Saqué, entonces, mi libreta de notas y escribí:

Desde hoy, jamás me faltarán bolitas de anís en mi bolso. Hay tantos niños/as, tantos seres humanos acardenalados...

Y este ramo de rosas para todos los que sean conscientes de que siempre tendremos algo  que enseña y mucho que aprender.



2 oct 2013

Mini Cuento el el Día del Mayor


El señor del Jardín
Él, con sus pies torpes, sus infinitos achaques, sus noventa años, sus ojos pequeñitos, ensombrecidos por impenetrables cataratas, era, porque a mí así me lo parecía, el Señor del Jardín. Aristócrata de gestos, de palabras borradas  por un evidente párkinson, colgado de una descomunal pipa, a todas horas y por cualquier atajo del jardín, aparecía   
Mi nada, destinataria de sus torpes reverencias, lo saludaba, mitigando así la fatiga de sus  ojos turbios, donde siempre rutilaba una lágrima, y con los míos pegados a los suyos como  único horizonte de la hora, lo escuchaba.
Sí, entre temblores, trataba de contarme su honorable pasado. 
Un día, el Señor del Jardín, se fue para siempre. Alguien que paseaba, me miró y exclamó: Ya entregó la cuchara.
Era otoño. Los trenes, en trepidante zigzag cruzaban irreverentes el silencio del jardín. Un niño paseaba en bicicleta por el albero. El señor del jardín se fue y mis paseos se tornaron hojas secas bajo mis pies, revoleteo de papeles, despedida de pájaros emigrantes.
En el majestuoso tronco de una palmera escribí su nombre: Mariano.
Y en mi alma, una vez más:
                                       ¡Hasta luego, amigo!