Ek arte de envejecer

Ek arte de envejecer

18 feb 2014

TAN SOLO UN DÍA MÁS




(Súplica en el día de mi cumpleaños)



Déjame, Dios, un día más. ¡Uno siquiera!

Para chapotear los charcos en el otoño.

Para embriagarme con la brisa del azahar en la primavera.

Para abrazarme, una vez más, a la maravillosa luz del alba.

Para subir al autobús y acariciarme con  el polvo de la gente.

Para recibir a los pájaros emigrantes y entregarles, intactos, sus nidos, 

tan celosamente guardados en mi terraza. 

Para jugar con los niños a pillar y al esconder.


Déjame, Dios, un día más. ¡Uno siquiera!

Para dibujar el rastro de mis pasos en el albero

Para sentir el abrazo de los plataneros en el jardín.



Para regar con una lágrima la muerte de mi tórtola en la maceta.


Para escuchar el eco de nombres que ruedan 

en la imparable noria de mis recuerdos.

Para seducir a la luna que, coqueta, pasea por mi ventana.


Déjame, Dios, un día más. ¡Uno siquiera!

Para pasar la hoja del almanaque 

y darle cuerda a mi reloj.

Para abrir cada amanecer   la puerta de mi casa.

Para sentir el dolor y mirar hacia atrás su rastro.

Para escuchar campanadas catedralicias .

Para caminar en callejuelas  empedradas, todavía.


Para ver en tejados chorreando lluvia...


Para descubrir una moto sin nombre en la espesura de la niebla.

Para escuchar la gotera en mi terraza.

Para ver cómo crece la hierba, cómo caen las hojas, cómo pasa el tren,

cómo sopla el viento, cómo el pum, pum de mi puerta me acompaña...


¡Tan sólo un día más, Dios!

Para decirles a mis hijos, nietos, hermanos, 

amigos y enemigos que los quiero.


Déjame, Dios, un día más. ¡Uno siquiera!

Para que siembre mi maceta de albahaca… 

Sí, aquella que tengo pendiente, aquella que sueño


En los ojos de cada madrugada.

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